martes, 29 de junio de 2010
Cuando lea esta entrada seguramente me acuerde qué
lunes, 28 de junio de 2010
domingo, 27 de junio de 2010
Los yankis lo solucionan con un "I love u"
nota: ¿Si sería inglesa me sentiría más conforme con el "I adore u"?
Nada de momentos culminantes por favor
daleeeeeee que me la creo
Son sólo concepciones sociales
viernes, 25 de junio de 2010
Con razón siempre sentí que éramos parecidos
Debo ser la única
jueves, 24 de junio de 2010
Lo bueno de los asientos de colectivos tipo "la K"
Nervioso, o quizás demasiado enfrascado en esa mujer, comencé a jugar con el broche de mi mochila. El ruido la atrajo, miró. Creo haber descubierto una leve sonrisa en su cara, tal vez fue una mueca, no lo sé. Sonreí. Comencé a hacerlo más rápido, sin pensarlo, emitiendo un ruido tras otro. Ahí sí sonrió y estoy seguro, pero no levantó su cabeza, no esta vez.Paré con el jueguito del nene molesto, suspiré y miré por la ventana. Yo también estaba sonriendo...
Por la ventana descubrí que era hora de bajar del colectivo. Había logrado llamar su atención, pero eso no me había bastado: esa mujer tenía algo, algo que me divertía y me hacía sonreir, algo que me enloquecía. Me paré y me miró disimuladamente, no tanto porque logré notarlo. Fue un segundo y no se cómo se me ocurrió. Tengo la simple teoría que fue un acto-reflejo, lo cierto es que, al pasar por su lado, le hice tres pequeños ruiditos con el abrocho de mi mochila, justo al lado de su oreja. Bajó el libro apoyándolo en su falda, creo, no lo sé porque nunca me di vuelta.
Esa mujer marcó un momento fatal en mi vida; esa mujer que me inspiró en un colectivo, esa mujer que hizo que un viaje de dos horas se me hiciera de 10 minutos, esa mujer que estaba leyendo un libro sentada enfrente mio, esa del aire intelectual y popular a la vez. esa mujer de voz simpática, esa rockera... esa mujer que, cuando bajé del colectivo, descubrí que había bajado atrás mio....
qué fácil que es volar los pelos ( y divertido, por cierto)
- Decí tu suegro, es tu suegro
- Bueno, pero está actuando como mi quinesiólogo.
- No, admití que es tu suegro, no quieras ocultarlo.
- Bueno, me voy de mi suegro.
- Ah ¿Te vas a la casa de tu novia?
- No loco, de mi quinesiólogo
- Tu suegro
martes, 22 de junio de 2010
Resumiento una canción de callejeros que escuché hoy
Uno ríe para olvidar, olvida para reír. O algo así
En una exacta
foto del diario
señor ministro
del imposible
vi en pleno gozo
y en plena euforia
y en plena risa
su rostro simple
seré curioso
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe
de su ventana
se ve la playa
pero se ignoran
los cantegriles
tienen sus hijos
ojos de mando
pero otros tienen
mirada triste
aquí en la calle
suceden cosas
que ni siquiera
pueden decirse
los estudiantes
y los obreros
ponen los puntos
sobre las íes
por eso digo
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe
usté conoce
mejor que nadie
la ley amarga
de estos países
ustedes duros
con nuestra gente
por qué con otros
son tan serviles
cómo traicionan
el patrimonio
mientras el gringo
nos cobra el triple
cómo traicionan
usté y los otros
los adulones
y los seniles
por eso digo
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe
aquí en la calle
sus guardias matan
y los que mueren
son gente humilde
y los que quedan
llorando de rabia
seguro piensan
en el desquite
allá en la celda
sus hombres hacen
sufrir al hombre
y eso no sirve
después de todo
usté es el palo
mayor de un barco
que se va a pique
seré curioso
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe.
Mario Benedetti
Qué diría hoy en día con todos los avances tecnológicos (notesé computadoras, programas de diseños, internet, etc)
lunes, 21 de junio de 2010
De una
volviendo a tu mirada,
y te encontré bien
y me encontraste más linda.
Ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde estoy.
Sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola,
que del vecino
territorio del amor,
ese desesperado,
empezarán a mirarnos
con envidia,
y acabarán organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.
domingo, 20 de junio de 2010
The mine one
Prototipo universal
- no, me cabe por ser soltera y estar al acecho de todos esos hombres que piensan que una mujer soltera es una presa fácil.
viernes, 18 de junio de 2010
Written in the cards: Ïrony
She felt unbelievably happy as she stepped on board the titanic.
El camino al infiermo está lleno de buenas intenciones
jueves, 17 de junio de 2010
lunes, 14 de junio de 2010
"Deja de traumarte, pareces mina"
domingo, 13 de junio de 2010
Para mis amigos
Todo para vendernos la idea de igualdad
sábado, 12 de junio de 2010
jueves, 10 de junio de 2010
Mi pin del vaso (el verdadero positivismo)
- Mitad vacío
- Bueno, yo mitad lleno
- ¿Cuál es la diferencia?
- Que vos ves que le falta algo, yo veo que hay
martes, 8 de junio de 2010
domingo, 6 de junio de 2010
sábado, 5 de junio de 2010
Conclusiones de anoche
- Hay que tener hijos con extraterrestres para fusionar inteligencias.
- Que los mosquitos y las palomas no se alíen para conquistar el mundo, por favor.
- No mezclar cosas de diferente naturaleza.
- Luli, Ani y yo somos compatibles.
- Se puede cerrar una canilla que "no se cierra"
- Siempre que compres cerveza, comprá maní.
- Nunca lleves tu mejor pin nuevo en tu cartera si salís a un lugar con mucha gente.
- Cuando querés ocultar algo, se te mezclan las palabras y lo des-ocultás.
- A veces un pancho, pizza o un desayuno es lo mejor que te puede pasar.
- No juega ni ahí el frío para salir
Vos sos lo mejor
viernes, 4 de junio de 2010
Justificación erronea
"La estadística es una de esas cosas que demuestran que si mi vecino tiene 2 coches y yo ninguno, ambos tenemos uno"
jueves, 3 de junio de 2010
Un error al poner las manos en el teclado puede hacer inentendible la idea
miércoles, 2 de junio de 2010
Reto mental
También la maldad se inventa
Una de esas cosas tipo efecto mariposa
Caminó, lentamente, tal y cómo venía haciendo; el mismo ritmo, las mismas ganas. Sacó la llave de su mochila y abrió la cerradura de la puerta de su casa. Todo estaba tan calmado, demasiado para su gusto, esa tranquilidad ya la agobiaba. Saludó, en el fondo con más ánimos de lo que su saludo transmitía, pero nadie contestó. Volvió a intentarlo (suele suceder en su hogar que no contesten) y esta vez sí recibió respuesta: un simple y cortante “Hola Catalina” y nada más.
Suspiró resignada, no sabía qué hacer ni hacia dónde dirigirse. Podía ir a ver televisión, leer un libro, comer algo, ir al patio. Podría ser doctora, jardinera, profesora, presidente, escritora. La misma duda acerca de qué hacer con su día la invadía en su vida. Tenía 17 años y ya era hora de tomar la elección. Sin embargo, se decidió por ir a la cocina a comer algo, y no preocuparse por aquella ardua tarea que sabía que en algún momento iba a tener que enfrentar.
Después de comerse un delicioso sándwich de manteca y queso con una taza de café con leche, se recostó en el sillón que se encontraba frente al televisor. Justo en ese momento, pasa caminando su hermana por la sala…
-¡Hola Cata! ¿Tenés ganas de ir a hacer unas compras?
La verdad era que no tenía ganas, pero fue igual, por esas cortesías que deben hacerse.
Volvió a tomar las llaves, pero esta vez no la mochila. Prefirió llevarlas en la mano, la plata en el bolsillo, y listo, total sólo iba a hacer unos mandados.
Colocó la llave en el picaporte pero la puerta no se abrió. Había colocado la llave incorrecta, últimamente estaba cometiendo ese pequeño error constantemente. Al darse cuenta río, tomó la llave indicada y salió a la vereda de su casa. Miró hacia ambos costados, le resultó raro que ya haya anochecido: recién eran las 20:30. “Son esas cosas que empiezan a suceder cuando se acerca el invierno” Pensó mientras había comenzado a caminar hacia la granjita que estaba a la vuelta de su casa. Sufrió al acordarse que las señoras que atienden ahí tienden a sacar tema de conversación por doquier, aunque el remitente no muestre ningún tipo de interés, y lo que es aún peor, no tienen la virtud de hablar y atender al mismo tiempo, por lo que iba a tener que permanecer en aquel local por 40 minutos sólo para comprar la leche para la mañana siguiente, queso para la cena y 3 paquetes de cigarrillos, que aborrecía comprar, para su mamá.
Ingresó al local, mantuvo las conversaciones y compró lo que tenía que comprar. Al salir, descubrió que tardó veinte minutos menos de lo esperado, las dos hermanas estaban discutiendo entre ellas y por primera vez no decidieron involucrar a su clienta en su discusión, por lo que la compra fue bastante rápida. Caminó hasta la esquina en la que debía doblar para llegar a su casa, miró las dos bolsas que sostenía y recordó, casi instantáneamente, que había olvidado comprarle los cigarrillos a su mamá. Era sabido que lo que menos se debía olvidar era eso, porque podría tomarse como algo sumamente personal y si había algo que realmente no tenía ganas de hacer en ese momento era pelear. Entonces dio media vuelta para volver al mercadito.
Todo pasó muy rápidamente, me animo a pensar que Catalina no terminó de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Se encontraba tirada en el piso, la habían empujado con brutalidad. “Dame todo” Se escuchó. “Dame todo o te mato”. Miró para los costados, no había vecinos. Gritó. Gritó porque fue lo primero que le salió, gritó esperando que las hermanas dueñas del almacén dejen de pelearse y salgan afuera. El ladrón se puso nervioso: se agachó y le tapó la boca. Catalina le mordió la mano, nunca había mordido con tanta fuerza antes. El ladrón sacó la mano como un reflejo y al levantar la vista me ve corriendo, a mi, que estaba viendo todo. Agarró fuertemente la cabeza de Catalina, dijo algo (nunca pude saber qué), me señaló, golpeó la cabeza contra la vereda y comenzó a correr.
Nunca más lo vi, ni a él ni a ella, pues no me animé a asistir al entierro. Esas cosas no me gustan. Actué en el momento, llamé una ambulancia, a los policías, fui al mercadito de las chicas y le avisaron a la familia (las dueñas de esos locales siempre saben donde viven todos). Estuve en el hospital hasta el momento en que dieron la noticia. A veces me siento culpable de lo ocurrido: pude haber llegado antes, o no haber llegado y quizás así no hubiese pasado. No me puedo borrar la cara del ladrón señalándome ni la carita preocupada de Catalina al mirarme. No me puedo sacar esta culpa profunda por haber corrido, quizás hubiese sido mejor quedarme en mi casa discutiendo con mi esposa, como estaban haciendo las hermanas, o como podría haber hecho Cata; si no hubiese querido impedir la discusión con su mamá...
Definitivamente hubo un simple y clave error en todo esto: Catalina nunca debió ir a hacer esas compras, se tendría que haber quedado mirando tele en su casa, después de todo, eso era lo que realmente quería hacer.