apretar el botoncito que nunca se había apretado. Permitir que tu habitación sea el reflejo de tu interior.
Cantar por la calle con vos bien alta. Ir bailando si lo sentís.
Acordarme de quién era. Dar vueltas en un colchón y hablar con vos triste si tengo ganas. Escribir el prólogo de un libro que nunca voy a escribir. Acordarte de lo bueno que es liberarte como vos sabés hacerlo; lamentar que haya gente que no sepa liberarse como vos sabés hacerlo,
querer ayudar a esa gente... querer ayudarte a vos. Andar en bici y dejarla en cualquier lado porque no tenés más ganas de andar. Acordarte que lo realmente bueno está en
las cosas simples; que te salga tu risa de siempre. Valorar esa
risa. Mirar con otros ojos. Tirar huevos desde una terraza, intentar que lleguen a donde quiero que lleguen.
Intentar llegar a donde quiero llegar. No tener ganas de armar oraciones y no armarlas. Disfrutar. Irme a dormir temprano porque sí me agarra sueño. Tener
proyectos copados, o que por lo menos a mí me parezcan copados. El poder de la música y los sahumerios. No tener verguenza de decir lo que te pasa. La emoción de tus
compañeros. Las ganas de ponerle ganas. La facultad de cambiar de ánimo constantemente y poder aceptarlo con facilidad.
Que no necesites sábanas. Leer a tu autor favorito y tener ganas de conocer nuevos. Ponerte las pilas con la gente. Valorarte. Armar tus propias instrucciones; no tener reglas y que eso sea bueno. Valorar a esa gente que te quiere como sos. Acordarte de como sos
gracias a esa gente. Fumar marihuana y tomarte una cerveza, o dos. Intentar
cambiar las cosas. Acordarte que cuando tenías 10 años querías cambiar el mundo y que tengas 19 no significa que ya no puedas querer hacerlo, que te hayas resignado. Soñar un poco. Cumplir los sueños y tener más.
Derrumbar el circo; el mio propio. Apretar el botoncito que nunca se había apretado; apretarlo solita y por iniciativa propia, aunque otros te hayan motorizado.
Dejarte motorizar.
Dejarte llevar
Dejarte sorprender
y acordarse de lo bueno que tienen los niños de saber sorprenderse.
y de lo bueno que tienen los niños que suelen derrumbar el circo, el de los adultos...
hasta que se lo creen.
(no creerlo nunca)