martes, 4 de octubre de 2011

No se me ocurrió que ibas a llegar distinto. Descubrirlo fue verme y sentirme distinta; como si repentinamente los años pasados hayan transcurrido en un instante, no exactamente en el instante en que te vi, sino en una milésima de segundo en la cuál sentí que éramos diferentes; que el tiempo había pasado. No sé bien si fue en los largos minutos en que nos escuchamos, o fue tu cara al enterarte de esas cosas, o fue cuando volvimos y te miré de otra manera. Definitivamente te de otra manera.
Diferente no es exactamente aburrido, ni más serios, ni más tristes. Fue simplemente pensar en una bicicleta sin manos, en tu cara sonriente, en mi inocencia; fue tener la imagen de corridas, un chancho en el brazo, un fibrón en la mano, una hinchancha. Fue vernos patear calles, esconderse entre columnas, huir de noche. El barrio, las calles. Palabras, secretos, miradas. Que el día sea una aventura constante; que la vida un mundo aparte. Mi imagen tirada, yo entre tus brazos, la seguridad de una compañía; la timidez de un amor.
Diferente fue ver nuestra película de 3 años en imágenes de segundos; en cine, distante. Como si esos protagonistas ya no fuesemos nosotros o, mejor aún, como si los protagonistas ya no fuesen ellos.
Diferente fue sentarnos en una mesa que no era la nuestra e ir a un lugar que no era el nuestro; ocupado por otros que no eramos nosotros, pero que quizás estaban haciendo lo que nosotros hacíamos. Una coca en el medio, verte con barba; sentir que hablabas queriendo justificarte para no sentirnos tan distantes, ver cómo reaccionaba el otro, sentir la distancia. Que falten las "no papas" de raúl, eso fue diferente.
Descubrir con la charla que no necesitábamos filtros, que entre nosotros no podía haber filtros aunque hayan pasado cinco años. Concordamos en que vivir esa época y de esa forma fue lo mejor que pudimos haber hecho y nos actualizamos de locas anécdotas, que quizás, quién sabe, podríamos haber vivido juntos.
De repente, fue mirarte y descubrir que la barba y la cara de grande eran sólo un disfraz entre nosotros y que no podíamos mantenernos disfrazados. Y a pesar que no corrimos riendo y gritando por la vereda de la incertidumbre, anduvimos en auto gritando y riendo por las calles del recuerdo. Y creo que todo seguía estando en el mismo mundo; en nuestro mundo.
(como si fuera el mismo barrio)

No hay comentarios:

Publicar un comentario